AyAyAyAy...¡qué malita estoy!

¡Hola a todo el mundo!

   Como había anticipado hace una semana el blog y hace unos días en el facebook, este fin de semana ha sido la fiesta en el pueblo de mis primos. O lo que es lo mismo, dos días donde la palabra dieta no se sabe lo que significa. De hecho, teníanmos tanto miedo que mi marido y yo casi no queríamos ir a esta reunión familiar, con lo cual de los nervios, Oscar iba con jaqueca y yo con dolor de estómago.

   El panorama al llegar a la granja de los primos no fue bueno. Fue muy malo. Nos encontramos con el día más caluroso del año y como en una buena granja gallega las moscas no saben que si llevas repelente deberían sentirse repelidas. 

   Pero al bollo (por favor, hablar de comida aún me pone enferma). Este año comenzamos a comer antes, a las 14.45 con un plato de entremeses donde había delicias como cabeza de cerdo, chorizo, chorizo picante, salchichón y jamón curado (todo ello casero). Continuamos con empanada de carne recién traida del horno, que la verdad estaba muy buena. El siguiente plato fue ensaladilla. Me encanta la ensaladilla y esta que es casera al 100% me gusta más, pero solo me puse una cucharada para manchar el plato ya que después llegaba el pulpo, a feira, con patatas cocidas (¿He dicho que eran caseras? ^_^) Para mi ya hubiera sido una exageración de comida,  normalmente con un plato de pulpo a feira se come, un postre y ya está, pero esos eran los entrantes en casa de los primos de mi madre. 

  Continuamos con los platos fuertes, que este año decidieron comedirse y fueron solo ternera asada que no probé no porque no me guste, sino porque el pulpo campaba a sus anchas en mi estómago. Después del asado que creo que no lo cató nadie vienieron los postres que huelga decir los hizo la parienta en una cocina de leña donde si entrabas creías morir de sofoco. Hizo, brazo de gitano, morenito (bizcocho de nueces), tarta de coco, bizcochón y rosquillas fritas con azúcar de anís.

   Seguro que en este momento todas os sentiréis tan empachadas como mi marido y yo. Además, eran ya las cinco y en el comedor empezaba a haber una atmosfera más parecida a una sauna que a un comedor. Yo tuve que salir e incluso al sol me sentí un poco más fresca que en la sala. Me pase toda la tarde de una corte a otra corte, viendo cerditos, vacas, conejos, gallinas y arañas. Por si no lo sabeis soy aracnofóbica e ir a casa de mis primos supone una gran fuerza de voluntad por mi parte. De hecho a veces siento que tengo aislarme porque tengo todos los pelos de punta.

   A las ocho, cuando el sol había cedido nos fuimos a dar un paseo para bajar la comida y hacerle sitio a la cena. Porque después de eso de antes hubo cena. Fue a las 22.00 horas y nos ofrecieron empanada, la anfitriona se emperró en hacer un arroz con carne, ponernos más carne asada, ensalada y pimientos fritos y de nuevo selección de postres. 

Paso de contaros que me estoy poniendo mala mientras lo escribo todo. Al día siguiente, último día de fiesta. Bien!!!! Las fiestas deberían estar prohibidas. Volvimos a tener otro plato de entremeses, empanada pero no de carne sino de torrezmos y chorizo, callos (si, callos), carne asada, ensalada, pimientos fritos y postres. Aquí llegamos solo a la empanada, lo demás fue ver como se sucedían los platos en  los puestos de los demás.

Esto ha sido el relato de mi fin de semana. Espero que os guste y que me comenteis algo. ¡Por favor !Hubiera querido traer fotos, pero me dejé la cámara en Vigo. ¡Soy un desastre!